Querido hijo.

Acabo de leer tu correo electrónico. Siento mucho que en tu reciente visita a PhotoEspaña te liaras con el Maps y dieras de bruces con la exposición de los Cien años de Leica, en lugar de la otra que te recomendé para que te empaparas bien de las modas actuales en la fotografía de autor española, la de Un cierto panorama, reciente fotografía de autor en España (en adelante Panorama). Fue después de visitar la expo de los clásicos (Cartier-Bresson, Capa, Davidson, Herzog y compañía) cuando te fuiste a ver la de los modernos y, claro, entiendo perfectamente todo lo que me comentas. El impacto visual que sufriste fue tremendo.

Encima me dices que ayer, por accidente, abriste un libro y descubriste que dentro había fotografías “muy chulas” de unos fotógrafos que habían trabajado hace muchos años en Francia: un tal Atget, el citado C-B, Brassaï, etc.

Me comentas que te han sorprendido mucho las imágenes de todos estos fotógrafos “antiguos”, que no te explicas cómo sin cámara digital pudieron decir tantas cosas, que parece que tienen otra manera de contar muy distinta a los de la muestra Panorama. Me pides que te aclare el lío que tienes en la cabeza, porque tú quieres ser un artista con éxito el día de mañana y no sabes si para llegar a conseguirlo bastaría con ser instagramer, como te parecen muchos autores de Panorama, o tienes que ponerte a estudiar en serio Fotografía (teoría, técnica, historia, etc.), con todo el esfuerzo que supone.

Bueno, voy a intentar ayudarte, aunque no sé si voy a saber. Me voy a centrar en esa recopilación de la fotografía española más puntera que nos propone el pope Micó, sita en ese áureo edificio, ya seña de identidad del patrimonio cultural español de vanguardia, como es el Canal de Isabel II.

Tú, que no eres nada tonto, te habrás dado cuenta de que en Panorama se destaca a seis fotógrafos por encima de otros cuarenta y pico. Si bien se explica que del trabajo de todos los autores se puede “extraer una nota común: su raigambre clara en el tiempo hiperconectado en el que estos artistas viven”, lo cierto es que los seis privilegiados son los que han sabido copiar ideas y modos de fotografiar de los que algunos contemporáneos catalogan como trasnochados maestros para hacer sus trabajos. Mira:

  • Bego Antón. Su claro referente es Elliott Erwitt, no hay discusión.

Bego Antón (izqda.) y Elliott Erwitt (dcha.)

  • Jon Cazenave. Se inspira indudablemente en la fotografía de películas de suspense y terror, como las de Hitchcock o Béla Lugosi.

Jon Cazenave (dos fotos de la izq.), Hitchcock y Lugosi

  • Teo Barba. Casi clava las composiciones de Lee Friedlander.

Barba (izqda.) y Friedlander (dcha.)

  • Elisa González. En el análisis de su trabajo, el crítico Olmo se equivoca en todas sus referencias (Ana Galán, Alma Haser…). Obviamente, si el trabajo habla de los ideales estéticos de mujeres japonesas, la autora ha echado mano de veteranos fotógrafos japoneses. (Información para el youtuber: la guarda roja transparente ya se ha usado antes; Mario Testino, por ejemplo).

De izda. a dcha: González Miralles, Hajime Sawatari y Araki

Quedan dos autores pero creo que es suficiente.

Entonces, hijo, a la pregunta de si debes estudiar o no fotografía para tener éxito… pues… no sé qué responderte. Por un lado si te da pereza, mira a los cuarenta y pico restantes del Panorama. Creo que son descartes de La Kursala pero ahí los tienes, en un plano inferior, pero en una exposición referencial. O exponen con un fotolibrico que puede ser autoeditado (yo mismo te puedo financiar uno, imprimiendo pocas copias, como ellos) o con un multimedia/mierda de coste mínimo.

Por otro lado, los seis superiores, que se han inspirado claramente en autores clásicos, digo yo que habrán estudiado más, y que por eso están por encima, no sé… El peligro de estudiar mucho es que puedes llegar a desilusionarte rápidamente pensando que con tus fotos, si las comparas con las de los grandes, ocurren dos cosas: 1) Que dicen muy poco y/o están mal ejecutadas. 2) Que ha mucho tiempo que se hicieron y, en el peor de los casos, mucho mejor.

En cualquier caso, querido, parece que el truco aquí es que no te importe repetirte, porque si bien la cultura de la imagen llegó para quedarse, hay cada vez menos memoria de ella, menos “cultura fotográfica” por llamarlo de algún modo. Así que la gente no va a saber que eso ya lo hizo fulano mucho mejor hace cincuenta años. Ahora bien, tampoco te pases, que la cosa tampoco cante demasiado.

De izq. a dcha.: Pérez Siquier (h. 1971), Matin Parr (1998) y María Moldes (h. 2014)

Seguro que me dejo cosas en el tintero, pero ya iremos hablando por wasap.

Un beso, hijo mío.

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